Pique de fuegos artificiales en Los Realejos.
Como cada año, los vecinos del municipio de Los Realejos se volcaron en la celebración de las fiestas de la Cruz. La espectacularidad y la religión se dieron la mano ayer, en el tradicional pique de fuegos artificiales entre las calle de El Sol y El Medio tras la procesión de la Santa Cruz por las calles del casco.
P.H.M. | LA OROTAVA Una sinfonía de colores pintaron el cielo de Los Realejos en el tradicional pique de fuegos artificiales entre las calles de El Sol y El Medio. Miles de personas esperaban expectantes a que la comitiva procesional de La Santa Cruz alcanzara la calle de El Sol, señal que indica el comienzo de la batalla. El estruendo se hizo notar por todo el municipio amplificado por la cordillera del Valle de La Orotava. Mariposas, palmeras y lágrimas de fuego componían una estampa estremecedora mientras toneladas de pólvora eran quemadas en unos minutos mientras el cielo se cubría de una densa nube de humo blanco. “Cuando no hay viento, el humo se acumula y no permite ver los fuegos pero creo que este año se han podido contemplar bien”, señala un vecino. Tras casi media hora de fuegos, llegó el turno a la calle de El Medio que desplegó todo su arsenal. “Entre las dos calles se han quemado más de 4 toneladas de pólvora”, explicó Isidro, represente de la calle de El Medio. Tras más de dos horas, el estruendo de la traca culmina, un año más una de las tradiciones pirotécnicas más singulares de las que se realizan en el Archipiélago por lo que el Ayuntamiento de Los Realejos ha solicitado la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de Canarias.
La historia del pique de fuegos de Los Realejos responde a la estratificación social de la localidad en el pasado. Según los antropólogos, la batalla entre las dos calles proviene del enfrentamiento entre dos clases sociales bien definidas en el municipio. En la calle de El Medio residían las clases adineradas, propietarias de tierras mientras que la calle de El Sol era habitada por medianeros. Esta diferencia se manifestó en forma de arte efímero con las demostraciones pirotécnicas que han sobrevivido al paso del tiempo y que ejemplifican la unidad de un pueblo en su devoción a la Santa Cruz.
Enrame de cruces
Otra de las citas ineludibles en las fiestas de mayo de Los Realejos, es el enrame de las cruces. El núcleo más importante en este tipo de prácticas, se localiza en el barrio de la Cruz Santa. Los vecinos de este enclave se afanaron por preparar pequeñas capillas en donde las cruces rebosaban de flores de numerosos colores. Un total de 300 cruces fueron engalanadas y se inauguró una cruz de piedra, a iniciativa del consistorio realejero para homenajear la labor y el entusiasmo de un barrio que honra la festividad que le da nombre a este importante núcleo realejero. En este sentido, el alcalde de la localidad, Oswaldo Amaro señaló que el objetivo del citado monumento pétreo es “dejar una impronta para que las futuras generaciones tengan presente cuál es el origen del nombre de este núcleo al tiempo que homenajear a todos los hombres y mujeres que no han dejado que se olvide y han luchado por mantener siglo tras siglo la tradición de las cruces en esta localidad”. La nueva cruz de piedra se ha instalado en la plaza de La Cruz Santa, centro neurálgico de este barrio vitivinícola de Los Realejos.
Fuente: http://www.laopinion.es/tenerife/2009/05/05/batalla-cielo/216822.html
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