Australia Navarro. | EP
DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife
Al final, José Manuel Soria se sorprendió a sí mismo y la candidata del PP a la presidencia del Gobierno de Canarias en los comicios del 24 de mayo será Australia Navarro de Paz. No Asier Antona ni María del Carmen Hernández Bento. Esa es la propuesta que aprobó ayer el comité electoral regional y que hoy ratifica el órgano nacional competente. El acta de la reunión también incluye estos nombramientos: Manuel Domínguez, al Cabildo de Tenerife; Mercedes Roldós, al de Gran Canaria; Juan José Cardona González, al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, y Cristina Tavío, al de Santa Cruz de Tenerife.
Después de un largo tira y afloja, el círculo se cerró en los últimos tres o cuatro días. Lejos de sentirse desplazado, fuentes del PP cuentan a este periódico que el secretario general intervino “activamente” en las negociaciones y atribuyen su implicación a un “gesto de generosidad y responsabilidad”. Si recientemente celebró junto a la diputada Aurora del Rosario el nacimiento de su tercer hijo, Asier Antona ha asistido a un parto político en un un embarazoso proceso que amenazaba con romper aguas prematuramente. Doblemente “feliz”, pues. Todo queda en familia. Australia Navarro es la actual portavoz del Grupo Popular, que preside él, y ya conoce las entrañas del Ejecutivo regional, del que fue consejera de Presidencia, Justicia y Seguridad (2003-2005), en alianza con Coalición Canaria. Estuvo hasta que Adán Martín le dio la patada y antes de que entrara Paulino Rivero, que ahora se despide. La acompañaban Luis Soria (Industria) y Águeda Montelongo (Empleo y Asuntos Sociales).
Licenciada en Derecho, Australia Navarro lidera el PP grancanario desde 2008. Participa en el comité ejecutivo nacional y en la junta directiva. El martes estrenará su nueva condición con ocasión del debate anual de política general, a modo de balance de la octava legislatura y anticipo de la campaña electoral.
La otra tapada era Mercedes Roldós, que está curada en salud. Especialista en Bioquímica Clínica, fue consejera de Sanidad (2007-2010) y en el presente ejerce de vicesecretaria del PP canario. Preside la Comisión de Asuntos Europeos y Acción Exterior de la Cámara autonómica.
Mientras, Manuel Domíguez sustituye al senador Antonio Alarcó, tocado para La Laguna o la Asamblea. Siempre “a disposición del partido”, como alcalde nunca ha renunciado a culminar su proyecto, “de ocho años”, para Los Realejos. Pero, lógicamente, si se incorpora al equipo de gobierno deberá entregar el bastón de mando. En el Parlamento no se le plantearía ese inconveniente al presidente insular del PP.
Dos que repiten cartelera son Cardona y Tavío. Ambos ganaron en 2011, aunque solo él obtuvo la mayoría suficiente. Comienza el rodaje de otra película.
El pulso de Bravo impulsó a Australia
D. N. M. | Santa Cruz de Tenerife
El pulso de José Miguel Bravo de Laguna a la dirección del PP impulsó la candidatura de Australia Navarro, que, lo mismo que Manuel Domínguez en Tenerife, estaba llamada al Cabildo de Gran Canaria. Ese era el papel reservado a los presidentes del partido en las islas capitalinas. Sin embargo, el que está ahora no quería irse. Hasta hace unos meses, Antona llevaba la etiqueta de “relevo natural” de Soria. Pero surgieron elementos que inclinaban los pronósticos del lado de Bento. El último factor tenía que ver con la eventualidad de que Bravo de Laguna montara su propio chiringuito, con lo cual restaría apoyos al PP. El descalabro sería aún mayor si la persona que rivalizara con los tinerfeños Fernando Clavijo (CC) y Patricia Hernández (PSOE) no fuera del feudo tradicional del partido en el Archipiélago. La hipótesis de Bento era una prótesis sin articulación.
Llegó, sí, la hora de la verdad. No hubo que programar el despertador, porque Mariano Rajoy ha mantenido en vilo a los aspirantes a figurar en las listas. Estaban como los maniquíes del museo de cera, que pasan las noches en vela.
El PP era ayer un manojo de nervios. Al ser consultados por este periódico, los que están en el ajo destilaban inquietud: solo se mojaban con agua de tila.